Un escozor tenue acude cuando veo a la que me ha desvelado con sus ojos, e idealizaba la posibilidad de que me viera. Ensimismado pero estable al entender su jubilo por el complementario que la acompaña, uno acepta y le hablo sin contratiempos internos, sin embargo me estruja aquello corrosivo que intento maquillar con el falso brío del auto-engaño.
Por Oscar Cabrera
No hay comentarios:
Publicar un comentario