Con antelación construía espacios fútiles en mi arte, cuyos
cimientos solo eran una concatenación de anécdotas dolorosas que involucraban
personas con las que había formado amistades forzadas, dependientes e inclusive
perecederas. ¿Su base?, sentimientos idealizados y virtudes escritas con
bordados endebles en las cortinas de su escenario vital, en cambio tú las
tamizabas proyectando un resplandor que irradiaba lealtad y honradez,
desvelando ese paisaje de carácter cándido. ¿Por qué diablos te dejaría ir?
Por Oscar Cabrera